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Comunidades de práctica, redes de aprendizaje, alternativas en la post job economy.

El encorsetamiento que presentan muchas empresas e instituciones estatales, debido a un funcionamiento estructurado jerárquicamente y por lo tanto,  poco o nada participativo. Las nuevas reglas, cada vez más asfixiantes que restan autonomía a los profesionales. La  crisis, el miedo, la sensación de que el conocimiento que cada uno poseemos puede quedar diluido por ellas, por sus recortes y demandas, conduce a muchas personas a organizarse de otra manera.

Pero detrás no sólo hay una necesidad, sino una actitud de volver a plantear las cosas.

El aprendizaje permanente es desde hace años un continuum  desde la escuela a la vida laboral y post laboral. La sociedad hiperconectada ofrece posibilidades enormes de conocimiento a través de la/las redes virtuales – sociales,  que además se expresan en ámbitos presenciales.

Es por ello que las comunidades de práctica están aumentado cada vez más, sean virtuales u offline.

El concepto de comunidades de práctica se atribuye a Wegner, aunque anteriormente había sido ya utilizado. No es el único que ha escrito sobre el tema.

Wenger lo explicó en el libro publicado junto con Jane Lave, Situated learning. Legitimate peripheral participation (Cambridge University Press, 1991).

El concepto proviene del ámbito del aprendizaje, aunque se aplica  también a empresas o grupos de personas para un fin común, la colaboración.

Porque el trabajo y el aprendizaje ya no pueden estar desunidos.

La cuestión es compartir conocimiento. Favorecer el aprendizaje informal, establecer contactos y redes de intercambio desde donde puedan surgir proyectos, reciprocidad de ideas. Aprender de los demás y ofrecer lo que uno sabe hacer.

Y qué propone Wegner: que el conocimiento que se intercambia en contextos de práctica basado en las relaciones es especialmente fructífero. Que cuando un grupo de personas comparte una preocupación o una pasión por algo e interactúa, surgen ideas novedosas y útiles para todos.

El compromiso por algo es lo que satisface la empresa conjunta, la pertenencia a un grupo en la búsqueda de un bien común. Se construyen relaciones basadas en la ayuda que benefician individualmente a cada uno de los miembros y a la comunidad de práctica de la cual se forma parte. Son además comunidades vivas, transformables y ampliables en el tiempo y ayudan enormemente a la resolución de problemas y al establecimiento de múltiples conexiones.

Tanto las propuestas del conectivismo de S. Downes y G. Siemens (2004): conectar nodos, fuentes de información creando redes que facilitan el aprendizaje continuo y la creación de comunidades de intercambio de conocimiento; el manifiesto Cluetrain (1999) o las comunidades de trabajo compartido o co working, configuran comunidades de práctica. Las propuestas se dirigen a huir de las imposiciones dominantes, excluyentes y atascadas en un tiempo en el que las interacciones, por falta de internet, eran más limitadas.

En la etapa de la post job economy o economía post empleo, en la que parece que las oportunidades para muchos se reducen, las comunidades de práctica son casi una tarea revolucionaria.

Lejos de planteamientos uniformes, cerrados y estables, apuestan por la horizontalidad; por el “todos podemos hacerlo juntos”; crean valor y flexibilidad a la hora de enfrentar retos personales, laborales y de aprendizaje. Permiten moverse al margen de imposiciones, crear nuevas y diferentes opciones, sin dejar a nadie fuera, pues todo el mundo tiene un valor. Un conocimiento que aportar.

La  escuela no puede quedarse al margen.

Un reto, pero una oportunidad. Walk on the wild side…

Paz Barceló.


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Motivación y atribuciones causales.

                 Cuando hablamos de motivar a los alumnos a través de la presentación atractiva de los contenidos, de procurar que el aprendizaje sea significativo o de sorprenderles con cuestiones novedosas, o de lo que nos pueden aportar las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, no podemos obviar la importancia que tienen para ello los aspectos cognitivos y emocionales, tanto del profesor como del alumno.

                Además de las expectativas del profesor sobre el rendimiento del alumno, están las expectativas propias de éstos sobre su capacidad para abordar los aprendizajes y realizar las tareas.

                Hay diversas teorías sobre la motivación humana.

                Las teorías atributivas aportan interesantes conceptos para comprenderla, identificando las causas del comportamiento ante la motivación relacionada con el logro. 

                Weiner (1986) elaboró una serie de ítems para estudiar las atribuciones causales sobre el éxito y el fracaso en cuanto a los resultados propios. Es decir, a qué causas atribuimos el éxito o el fracaso en el desempeño de algo y qué aspectos afectivos – motivacionales se ponen en marcha.

           Anteriormente, Rotter (1965), teórico del aprendizaje social y enmarcándolo en interpretaciones conductistas, había propuesto e investigado sobre el Locus de control como aquel que perciben los individuos sobre ellos mismos. Diferenciaba, resumiendo mucho, las expectativas internas de control sobre las situaciones (controlamos nuestros actos y sus consecuencias) o las expectativas externas –Locus externo ­– en las que el control y sus consecuencias se perciben como  poco controlables por el sujeto. Podríamos mencionar también a Bandura (1977) y su perspectiva sobre el concepto de auto eficacia, las interesantes aportaciones de Kelly (1955) sobre los constructos personales, como determinantes de nuestra proyección social y nuestra personalidad. o a Mischel,  (Mischel y cols. 1988)  y sus definiciones sobre el auto – control.

Posteriormente, el estudio de la relación entre dichas atribuciones y la motivación ha arrojado interesantes resultados.        

Pero centrándonos en Weiner, recordemos que propone que dichas  atribuciones pueden ser predictores futuros de nuestra conducta y determinarla en un futuro.

                Las atribuciones que realizamos tienen unas consecuencias afectivas, nos hacen reaccionar emocionalmente  ante expectativas de éxito o fracaso. La dimensión de estabilidad de las causas afecta a estas expectativas ya que las podemos percibir como modificables o no,  (estables en el tiempo o inestables), percibiendo nuestras propias acciones como más o menos eficaces (autoeficacia) dependiendo de si además atribuimos los mencionados éxitos o fracasos a que no poseemos habilidades suficientes, y de que éstas puedan mejorarse o de que no seamos capaces de ello; o de que dependan de nuestro esfuerzo, o no.

Un ejemplo:

Si se atribuye el éxito a causas externas al sujeto, estables en el tiempo y no controlables por él. Baja percepción de auto eficacia propia y en el auto control.

Si se atribuye el éxito a causas internas, estables y controlables (habilidades de lapersona).

Si se atribuye el éxito a causas internas, inestables, variables y controlables (se atribuyen al esfuerzo y son atribuciones más adaptativas que pueden aumentar la motivación de logro).

Si se atribuye el fracaso a causas externas y estables, no controlables (es culpa de la suerte, del profesor). Es el – “haga lo que haga, si me sale mal es por culpa de cuestiones ajenas a mí”. (Revisión del auto concepto de la persona).

Si se atribuye el fracaso a causas internas, pero inestables, cambiantes y además controlables (falta de esfuerzo, o dificultades subsanables). La motivación de logro es aquí más alta.

Fracaso atribuido a causas internas, estables y no controlables (falta de habilidades propias). Atribución de fracaso que puede desmotivar a la persona a la hora de emprender una tarea.

 Y así, llegamos al fondo de las cuestiones ligadas a la motivación al menos desde algunos de sus aspectos más relevantes.

                Para que un alumno se motive, y además esa motivación sea perdurable, éste debe tener una percepción de sus logros y de sus capacidades como algo transformable a través del auto control de lo que realiza. Y en todo caso, saber cómo poner en funcionamiento estrategias y funciones metacognitivas para resolver problemas. No le podemos motivar solamente nosotros por muy atractiva que hagamos una clase.

                Trabajar aspectos emocionales y de percepción de la propia capacidad. Revisar el autoconcepto, la percepción que tiene de sí mismo en cuanto a afrontamiento de los aprendizajes, revisar las habilidades para mejorar su acceso a la información, será siempre necesario.

Paz Barceló.

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